martes, 25 de noviembre de 2008

Escritura visual

Es muy placentero poder comunicarme a través de un medio que me permite expresar de modos más fluidos y con más emotividad y lograr llegar con mis sentimientos, con lo que siento a quien deseo comunicarme. A través del texto escrito, complementado con imágenes que expresan lo que siento y en más detalles cada una de mis percepciones es más seguro que mi interlocutor o interlocutores capten con más fidelidad lo que yo quiero transmitir pues se hace valido aquello de que una imagen vale más que mil palabras.

Es bueno que la escritura con símbolos esté difundiéndose en la población de estudiantes con necesidades educativas especiales y puedan expresarse y puedan encontrar espacios donde se pueden alfabetizar de una forma mas natural y no ligados a textos escritos pues esto permite que los estudiantes puedan comunicarse, que puedan compartir, que puedan disfrutar el hecho de la socialización a través de estos símbolos y también el hecho de que hayan páginas Web, al igual que software, que promuevan estas formas de comunicación a través de lo icónico, de la imagen visual. Como es sabido lo visual se está imponiendo y se está haciendo más fácil de manipular y muchos sectores de la sociedad se están volcando hacia estas formas de comunicación. Esto es bien importante para el desarrollo de la alfabetización de todas las personas sin importar las condiciones de aprendizaje que se puedan presentar, aunque es cierto que “Se trata de una de las paradojas de lo que se ha dado en llamar la divisoria digital: precisamente muchas de las personas que tendrían mas que ganar con estas tecnologías son, con demasiada frecuencia, las que menos capacidad tienen para acceder a ellas.” Hay un reconocimiento, aceptado por muchos, de que el uso libre de la información puede ayudar a crear más conocimiento, así mismo como el “reconocimiento de que los símbolos tienen que estar libremente disponibles y ser libremente reproducibles ha permitido el crecimiento y desarrollo de la practica del uso del símbolo” obviamente los interesados en el lucro económico del conocimiento no aceptan esto y siempre están a la expectativa del reconocimiento de sus derechos de autoría.

Si bien es cierto hay algunas restricciones a la hora de publicar contenidos en Internet, este medio de comunicación sigue siendo la estructura perfecta de la democracia de la verdadera forma de comunicar nuestros pensamientos sin restricciones. Cuando se publica en un libro o revista hay un cierto control de lo que el autor publique pues antes su escrito debe pasar por unos filtros que determinan que se publica y como se publica. Con la llegada de Internet hay un cambio sustancial en estas políticas de ‘revisión’ del escrito de alguien pues ya es decisión de cada escritor/autor de páginas Web lo que publica y como lo dice Chris Abbot “los jóvenes… pueden editar sus pensamientos en palabras, imágenes, video en movimiento, animación y audio a un coste mínimo, sin interferencia o control alguno por parte de los adultos” aunque en estos momentos el coste sería casi nulo en aras de la posibilidad de expresarse y de la obtención de conocimientos a través de la red.

Chris Abbott también comenta acerca de los alfabetismos múltiples en oposición al concepto del New London Group (NLG) de multialfabetismos diciendo que los alfabetismos múltiples permiten ver las prácticas alfabetizadoras como socialmente fundamentadas, antes que determinadas tecnológicamente, lo cual indica que los cambios que se producen, consolidan practicas que son necesarias en la comunidad donde se dan las mismas, sirven para beneficiar un grupo o muchos grupos de una población.


Marcos Solano Flórez
Estudiante Maestría en Educación UdeA.


El lenguaje como construcción social

Una vez, un hombre cuyo oficio consistía en vagabundear y vivir a costa de los demás, tuvo la idea de hacerse maestro de escuela aunque no sabía leer ni escribir, porque aquel era el único oficio capaz de permitirle ganar dinero sin tener que hacer nada porque es notorio que se puede ser maestro de escuela, e ignorar completamente las reglas y rudimentos de la lengua; basta con ser un taimado que haga creer a los demás que es un gran gramático; y ya se sabe que el gramático sabio es, por lo general, un pobre hombre de ingenio corto, mezquino, humillante, incompleto e impotente.

Las Mil y Una Noches, Noches 381 ª, 382ª y 383ª

La escuela se ha sostenido en un principio equivocado al creer que sólo en ella y gracias a los buenos oficios de los maestros se puede aprender a leer y a escribir. Al ingresar al sistema educativo los niños vienen cargados de experiencias significativas relacionadas con el uso social de los textos escritos pero deben someterse a métodos artificiales de enseñanza que los llevan de lo simple a lo complejo o del todo a las partes. De esta manera, se interrumpe un proceso natural y de carácter social bastante similar al aprendizaje de la lengua oral. Con o sin maestros, los niños aprenderán a hablar y si están en un ambiente propicio para la interacción comunicativa, también aprenderán a leer porque ambos son procesos que se inician, adquieren sentido y se usan en prácticas sociales que ocurren por fuera de la escuela.

Tanto el lenguaje oral como el lenguaje escrito son invenciones sociales empleadas para conservar las ideas y preservarlas del olvido en el tiempo y en el espacio. La tarea de quien escucha o lee es buscar significados tanto en aquello que dice el texto como en la forma que lo dice. La lectura en las historias de la tradición oral que aun hoy conservamos hasta las obras maestras de la literatura universal, pasando por los periódicos y revistas de actualidad, requiere de un propósito y unas estrategias por parte del lector para obtener el sentido de los textos y formarse una imagen de la información que estos presentan.

Sin embargo, los agentes encargados de la alfabetización tradicional han privilegiado el método y la instrucción por encima del respeto por el proceso y las necesidades comunicativas de quienes asisten a los programas escolares. De igual manera que ha ocurrido con el texto impreso, en la incipiente alfabetización relacionada con las tecnologías dependientes de la pantalla, la escuela y los maestros continúan desconociendo que la lectura y la escritura constituyen prácticas sociales y culturales sin importar el medio en el cual se materialicen. En consecuencia, el uso del lenguaje oral, escrito o visual tiene propósitos comunicativos que adquieren sentido más allá de las aulas de clase.

Cuando ingresan al sistema educativo, en cualquier nivel o modalidad, las personas poseen un conocimiento implícito acerca de la utilidad tanto del lenguaje oral y escrito como de la imagen, el sonido y el vídeo para construir significado. Ahora ante la presencia de los textos e hipertextos digitales de carácter multimodal que integran todas las formas de expresión y pueden conservarse, transmitirse o compartirse por medio de la Internet, surge el reto de convertir la escuela en un escenario comunicativo donde se tejan relaciones entre las comunidades locales y el mundo.

A pesar de lo evidente y necesario que es repensar la educación, los maestros y la escuela están poco preparados para enfrentar la situación. Si bien las nuevas generaciones usan de manera cotidiana y eficiente las nuevas tecnologías de la comunicación en sus prácticas sociales y culturales, parece que pocos maestros poseen las habilidades y conocimientos para convertirse en los modelos necesarios en la búsqueda y construcción del conocimiento en fuentes hasta ahora excluidas de las prácticas escolares; estos sólo se adquieren durante la interacción en escenarios comunicativos que por ahora son ajenos y extraños a la escuela.

Las nuevas y complejas formas de alfabetización que se desarrollarán por fuera de la escuela como resultado de las prácticas comunicativas mediadas por el uso de la Internet y los computadores exigirá también nuevas formas de enseñar y aprender en escenarios virtuales o por lo menos diferentes a las rígidas estructuras del actual aparato educativo. Las nuevas tecnologías constituyen un movimiento indomable y será necesario renunciar a encasillarlas en programas rigurosos y métodos preconcebidos para aceptar la incertidumbre como su más valiosa virtud porque aun no sabemos cuáles serán las exigencias comunicativas de la nueva sociedad de la información y porque es posible que los maestros de escuela no estemos allí si insistimos en seguir creyendo que nuestra labor es vigilar, aprobar y desaprobar, mientras otros aprenden aquello que nos negamos a conocer por nuestros propios medios
Walter Zapata
Estudiante de la Maestría en Educación, Universidad de Antioquia

Los textos multimodales

Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance prodigan los emblemas: para significar la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros; Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y las circunferencia en ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras que a un tiempo se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.) Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: La enumeración, siquiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recogeré.

“El Aleph”, Jorge Luis Borges.

La representación y difusión de las ideas se realiza por medio de múltiples sistemas de signos; cada uno de ellos posee una lógica y un modo de materialización propio. Sin embargo, por largo tiempo se ha pensado que la escritura es el único y principal medio a nuestro alcance. A pesar de la aparición de la radio, la televisión y el cine esta situación se mantuvo. Ahora, con la aparición de los textos digitales y, en especial de la Internet, pareciera que la dominación del libro estuviera llegando a su fin.

En la era de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación la presencia de textos multimodales se ha comenzado a comprender que existen otros modos y ambientes en los cuales la comunicación puede ser tan o más significativa que mediante la escritura. La imagen y con ella, el vídeo, el sonido, el gesto han retomado un lugar clave en la construcción de textos con carácter significativo. En esta medida, las actuales teorías que explican el proceso de adquisición de los sistemas de comunicación compartidos por los interlocutores en un contexto determinado, deben cambiar o adaptarse a las nuevas exigencias si no quieren desaparecer. Entre ellos, el concepto de alfabetización inevitablemente será revaluado porque si el significado de un mensaje puede ser transmitido de diferentes modos, entonces será necesario construir nuevas definiciones de lectura y escritura que validen y reconozcan estas formas de preservar la memoria que antes eran marginales y hoy hacen parte de la cotidianeidad.

La lectura y escritura de textos electrónicos plantea usos y valores diferentes a aquellos que se han identificado con los textos impresos. Leer o escribir textos multimodales exige la adquisición de habilidades relacionadas con la capacidad para comprender y descubrir significado tanto en los signos como en la forma y la intención con las cuales se integran estos signos en conjuntos coherentes de significado. De igual manera, será necesario identificar las características funcionales de los modos de comunicar para aprovechar su especialización. Es así como no bastará escribir con propiedad y corrección para ser considerado una persona alfabetizada; además, será necesario estar en capacidad de incluir en los textos elementos aparentemente contradictorios pero con un ordenamiento y regularidad que presupongan una lógica compartida con los interlocutores del texto o que por lo menos les permitan establecer inferencias acerca de la manera en que fue pensado éste.

Al igual que cambia el modo de leer y escribir, debe transformarse el espacio dominante de aparición del texto. El lugar que durante tanto tiempo ocupó la página, de manera inevitable está siendo ocupado por la pantalla. En esta medida, también se traslada la lógica del texto de un espacio jerárquico dominado por la escritura a un espacio altamente asociativo dominado por la imagen. Esto significará también una evolución en la concepción del lector y del escritor.

Con la aparición de los hipertextos, en especial con el crecimiento de la red mundial, el espacio de la escritura estático que caracteriza al texto impreso es superado por un espacio de escritura dinámico y altamente interactivo. El hipertexto como un conjunto de tópicos y sus conexiones entre ellos o con otros textos, exige que el autor defina explícitamente las relaciones significativas que soportan la estructura de su texto y a la vez le permiten al lector la elección de las rutas para la reconstrucción de estos significados. Cada texto entonces construirá su propio alfabeto de signos mediante una comunión entre un lector y escritor que comparten un pasado común.

El texto electrónico transforma la noción de escritura y por ende, de lectura porque al estar abierto a múltiples sistemas de representación produce una experiencia multisensorial de aprendizaje y de contacto con el conocimiento. El hipertexto se construye y se deconstruye mediante el pensamiento asociativo, tal y como se piensa. No existen caminos de lectura equivocados solo rutas de exploración que permiten ampliar el horizonte en la búsqueda de la enciclopedia universal constituida por un universo infinito de signos que no se superponen unos a otros sino que aparecen de manera simultánea ante los ojos del lector. Una experiencia que la escritura alfabética nunca podrá ofrecernos y para la que tal vez aun no estemos preparados.



Walter Zapata

Estudiante de la Maestría en Educación.
5 de noviembre de 2008

martes, 18 de noviembre de 2008

Presentación del proceso de lectura de Kenneth S. Goodman. Descargar

Los avances de la ciencia por lo general no derrocan las teorías que les preceden sino que las mejoran o las modifican. Se puede pensar igual con la enseñanza tradicional de la lectura en las escuelas, pero debido, quizás, a que la formación de maestros no cambia mucho en las teorías y en las nuevas concepciones acerca de la educación y específicamente en lo concerniente a la lectura, las nuevas generaciones de maestros siguen pensando la lectura desde las perspectivas en las cuales han sido formados en su niñez y no se le da cabida a estas nuevas formas como las que propone Goodman y Teberosky y de las cuales se han hecho investigaciones y se dan evidencias. Otro aspecto que quizás influya es el deseo político de los gobiernos para implementar la enseñanza de la lectura en una comprensión del proceso y en el crecimiento natural del niño dentro de su lengua escrita, pues estas innovaciones no se dan a conocer, no se enmarcan como políticas de formación emanadas desde lo gubernamental, no se dan los recursos necesarios para que se aplique, no se potencian en países como los de Latinoamérica.

Para implementar este tipo de proceso de lectura, según lo planteado por Goodman, es uno y solamente un proceso de lectura para todas las lenguas, independientemente de las diferencias en ortografía, del nivel de capacidad de los lectores, de la estructura del texto y del propósito que tenga el lector en el momento de leer. El lector, el escritor y el texto contribuyen en el proceso de lectura. El lector contribuye con su capacidad, propósito, cultura social, conocimiento previo, control lingüístico, actitudes, esquemas conceptuales, formas del lenguaje que domina, las relaciones que se establecen entre lector y escritor y las características propias del texto. Igualmente hay unas estrategias de lectura que se pueden aprender como muestreo, predicción e inferencia y los ciclos alrededor de los cuales se mueve la lectura: comenzando con un ciclo óptico que va hacia un ciclo perceptual, de allí a un ciclo gramatical o sintáctico y termina finalmente con un ciclo de significado o semántico, el cual es el fin último, el lector está siempre centrado en obtener sentido del texto.

Por lo visto entonces, no se requiere de material adicional a lo que se puede encontrar en un salón de clases sino que los textos que se utilicen sean significativos para el estudiante, pues así como se crea la necesidad del lenguaje oral, de adquirir las palabras para poder comunicar sus necesidades personales y también las sociales, aprender a leer ocurre si los lectores principiantes están respondiendo a textos significativos que son interesantes y tienen sentido para ellos[1].



[1] Goodman, K. (1982) El proceso de lectura: consideraciones a través de las lenguas y del desarrollo. En E. Ferreiro, M. Gómez Palacio (Comps.), Nuevas perspectivas sobre los procesos de lectura y escritura (pp.13-28). México: Siglo XXI Editores


viernes, 7 de noviembre de 2008

Jay David Bolter