martes, 10 de febrero de 2009

Alfabetización y Alfabetismos

“Los hombres no se hacen en el silencio,
sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión.

Paulo Freire, Pedagogía del Oprimido.

Una de las aspiraciones más importantes de la humanidad en el siglo pasado fue lograr la alfabetización universal; sin embargo, la meta aun es lejana y ahora se ha pospuesto para el año 2015. Sin duda, los esfuerzos insuficientes y descoordinados de los organismos multinacionales; las políticas e inversiones mezquinas de los gobiernos, las guerras sin sentido, los vaivenes económicos y la magnitud de la tarea son causas evidentes de este aplazamiento. A pesar de este panorama desalentador, los avances iniciales fueron evidentes, para 1950 se estimaba que la mitad o más de la población mundial adulta era analfabeta; en el 2000 se estimaba que el índice era del 20%.

El concepto inicial de alfabetización básica se refería a la habilidad para satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje y para continuar aprendiendo a lo largo de toda la vida. Pero este propósito se ve desdibujado con los millones de niños, jóvenes y adultos que continúan por fuera del sistema escolar; aun más preocupante es que esta situación esté asociada con el mapa de la pobreza en el mundo y tenga rostro de mujer en una gran proporción. Son estas personas las que están incapacitadas para realizar tareas elementales relacionadas con la comunicación escrita quienes se verán excluidas de cualquier posibilidad de acceder al conocimiento o de participar de manera crítica en las decisiones de sus comunidades.

Ahora, para completar, debido a las exigencias del mundo actual que se lee y se escribe hasta en las acciones más simples de la vida cotidiana, aquellos que se consideraban alfabetizados hasta hace algún tiempo, se enfrentan a nuevos retos cuando se les exige que además de saber leer y escribir, usen ese conocimiento manera crítica, significativa y activa. Surge así una nueva forma de analfabetismo funcional relacionada con la incapacidad para comprender y usar el flujo de información y conocimiento que circula a través de las redes, las antenas, los cables y los satélites sin que por esto hayan disminuido la pobreza, el desempleo, el hambre y la miseria, incluso en los países desarrollados.

Esta distancia entre los que tienen y los que no tienen, entre los que saben y los que no se encuentra en un momento crucial por las por las posibilidades de desarrollo y aplicación que abren las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Estamos en una encrucijada, de conservarse la tendencia actual la polarización entre razas y géneros será remplazada por la polarización entre clases sociales y nivel educativo.

El acceso a los medios tecnológicos incidirá notablemente en las nuevas formas de alfabetización relacionadas con las formas de comunicación digital. Por esto, mientras la mayoría de la población mundial no tenga siquiera acceso a usos básicos de la alfabetización relacionados con la Internet como el correo electrónico, los grupo de discusión o la mensajería instantánea durante su comunicación cotidiana, cualquier esfuerzo será en vano y se convertirá simplemente en una excusa para justificar la permanencia de grandes masas de la población en la pobreza y la ignorancia.

Será entonces responsabilidad de los estados y de la humanidad en general, tan preocupada en esta época por el respeto de los Derechos Humanos, el garantizar en igualdad de condiciones el acceso a educación de calidad para los sectores de la población excluidos de los bienes de consumo; especialmente aquellos relacionados con el mundo de las NTIC. Más que una decisión o esfuerzo individual, se hacen necesarios esfuerzos sostenidos para evitar que se repitan los errores del pasado en programas de alfabetización cargados del fardo de la burocracia y que han desconocido la realidad social y cultural de las comunidades donde están inmersos, viven y sueñan los individuos que pretenden ser liberados de sus condiciones de miseria y exclusión.

Este esfuerzo, requiere de unas precisiones iniciales que ayuden a construir un marco de referencia para el concepto de alfabetización digital. En principio, es necesario comprender que ésta se refiere a algo más que aprender a usar las computadoras para escribir textos, enviar correos o navegar en la Internet. La alfabetización digital se relaciona con la capacidad de las personas para participar en diferentes contextos comunicativos, sociales y culturales como sujetos activos y críticos.

Para esto es necesario comprender que los contenidos digitales están en constante cambio y transformación, tanto en sus contenidos como en sus usos. Por eso, siempre se estará en constante proceso de aprendizaje, las diferencias entre alfabetizados y analfabetos estará sólo dada por las circunstancias o la naturaleza de la tarea. De igual manera, será preciso hablar de alfabetismos múltiples más de que de alfabetización básica porque debido al ritmo acelerado de los avances y cambios en los programas, usos y aplicaciones sería imposible tener un conocimiento terminado de las formas de comunicación relacionadas con el mundo digital. La alfabetización digital exige contemplar otras formas de participación y construcción de significado que van más allá de saber usar un computador o estar en capacidad de leer y escribir un texto.

La alfabetización digital debe ser pensada entonces como un conjunto de prácticas comunicativas y significativas, mediadas por el uso de las computadoras y potenciadas por el acceso a la Internet que inciden de manera favorable en la comprensión y transformación de la realidad que viven los sujetos que aprenden en sus comunidades. Así, se espera que las personas que aprenden puedan participar y construir nuevos escenarios comunicativos, donde hagan sentir su voz y digan su propia palabra.

Walter Zapata
Estudiante de la Maestría en Educación,Sexta Cohorte.
Facultad de Educación, Universidad de Antioquia.

9 de febrero de 2009

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